lunes, 25 de julio de 2016

Sublevación militar del 17 de julio de 1936 en Melilla



La Sublevación militar del 17 de julio de 1936 en Melilla fue una rebelión militar (como parte del Golpe de Estado del 18 de Julio de 1936) que tuvo lugar en la ciudad de Melilla y que significó el inició de la Guerra Civil Española. Como ya había previsto el General Mola en su planes golpistas, en Melilla empezaría la rebelión militar contra la II República Española pero empezaría el día 18, no el 17 como ocurrió. Un registro policial en el centro de la conspiración provocó que los golpistas adelantaran el golpe, sin perturbar esto sus planes, aunque este adelantamiento si afectaría a otras partes de la conspiración. Antes de terminar el 17 de julio, los militares alzados se habían hecho con el control de toda la ciudad y sus alrededores, dando el pistoletazo de salida a la rebelión el Marruecos español.

La del Protectorado marroquí era la mayor guarnición española de todo el ejército, consecuencia de lo conflictivo de la zona (y, especialmente, tras la sangrienta Guerra del Rif). Por tanto, en los planes conspirativos del General Mola contra el gobierno del Frente Popular, la guarnición africana era uno de los elementos claves. La sublevación militar que daría lugar a la Guerra Civil Española empezaría en Melilla. Aunque en Melilla gobernaba el Frente Popular, las posibilidades del gobierno de Madrid frente a una intentona golpista eran mínimas, dado que la mayoría de los oficiales de la guarnición estaban comprometidos con la conspiración militar, a excepción del comandante en Jefe de la Circunpscripción Oriental, el General de brigada Manuel Romerales Quintero, y unos pocos militares fieles al gobierno.

La noche del 16 al 17 de julio, el general Romerales se dio una vuelta por la ciudad, en busca de actividades sospechosas. En la casa del pueblo bromeó con los dirigentes socialistas: Ya veo que las masas se mantienen en vela. Regresó a casa convencido de que todo iba bien. Era el más gordo de todo el generalato español, y uno de los más fáciles de engañar.

A la mañana siguiente los oficiales de Melilla comprometidos con la conspiración celebraron una reunión en la Comisión de Límites (Sala de Cartografía) del Cuartel general. El Coronel Juan Seguí, jefe de la falange y de la sublevación en el Marruecos oriental, comunicó a sus compañeros la hora exacta en que comenzaría la sublevación: las 5 de la mañana del día siguiente. Se trazaron planes para apoderarse de los edificios públicos, que fueron revelados a los dirigentes locales de Falange. Uno de estos dirigentes, Álvaro González, los traicionó e informó al dirigente local de Unión Republicana, quién se le confió al presidente de la Casa del Pueblo, quien se lo comunicó a Romerales. Cuando los conspiradores volvieron a la sala de cartografía después de comer, y cuando ya se habían repartido las armas, el teniente Zaro rodeó el edificio con soldados y policías. El teniente, entonces, se enfrentó a sus oficiales superiores insurrectos.

El golpe triunfa en MelillaEn el interior del despacho se estaba produciendo un altercado entre unos oficiales de Romerales que insistían en que el general debía dimitir, y otros que querían resistir. Casares Quiroga, que había sido informado de la aviesa reunión en el departamento cartográfico, había ordenado a Romerales que detuviera a Gazapo, Seguí y todos aquellos oficiales que se mantuvieran insurrectos. Pero en una situación como aquella, ¿Quién iba a llevar a cabo una orden como aquella? Romerales permanecía indeciso. Entonces Seguí entró en el despacho y, a punta de pistola, obligó al general a rendirse. Los oficiales insurrectos declararon el estado de guerra, ocuparon todos los edificios públicos de Melilla (incluido el aeródromo) en nombre del General Franco como Comandante en Jefe de Marruecos (a pesar de que todavía se encontraba en las Canarias), cerraron la Casa del Pueblo y los centros izquierdistas, deteniendo a todos aquellos dirigentes de grupos republicanos o de izquierdas.

Varios enfrentamientos tuvieron lugar en los alrededores de la casa del Pueblo y en los barrios obreros, pero los trabajadores fueron cogidos por sorpresa y carecían de armas. Esta forma de insurrección fue el modelo que se siguió en el resto de Marruecos y en España. Todos los detenidos que se habían resistido a la rebelión fueron fusilados, incluidos Romerales, el delegado del gobierno y el alcalde. Al atardecer, se habían conseguido listas de miembros de sindicatos, partidos de izquierdas y logias masónicas. Todas las personas que figuraban en las listas también fueron detenidas. Cualquiera del que solamente se supiera que había votado por el Frente Popular en las elecciones de febrero estaba en peligro. A partir de entonces Melilla se rigió de acuerdo por la Ley marcial. El Coronel Luis Solans Labedán quedó al frente de la Comandancia Militar de Melilla Éste, a las 01:00 del 18 de julio de 1936 envía a la Comandancia militar de Las Palmas un telegrama dirigido al general Francisco Franco anunciándole que ya eran dueños de la ciudad de Melilla.

La resistencia en El Atalayón

A pocos Km. de Melilla se encontraba la Base de Hidroaviones del Atalayón, al mando del Comandante Leret Ruiz. Éste ya se había declarado diametralmente opuesto a la conspiración golpista y cuando tuvo noticia de lo sucedido en la ciudad siguió manteniéndose fiel al gobierno republicano. A pesar de los pocos medios y hombres que disponía a su mando, se mantuvo en sus trece cuando el 2º Escuadrón del Tabor de Caballería de Regulares, al mando del capitán Corbalán, acudió a la zona para suprimir la resistencia. Durante este ataque, el fuego de Leret y sus hombres causó la muerte de un sargento y un soldado marroquíes de la unidad atacante. Ante la resistencia de la base, el 2º Tabor de Infantería de Regulares, al mando del comandante Mohamed ben Mizzian, interrumpió su marcha hacia Melilla para cooperar en el asalto. El capitán Leret estuvo resistiendo durante varias horas hasta que agotó la munición y él y sus pocos hombres se vieron finalmente superados ante los 2 tabores de regulares que fue enviada para suprimir su resistencia. Leret fue rápidamente hecho prisionero y sería fusilado "al amanecer del 18 de julio, semidesnudo y con un brazo roto", junto con los alféreces Armando González Corral y Luis Calvo Calavia.
Mural sobre la guerrilla en el pueblo barcelonés de Sallent.


Información tomada de: https://www.foropolicia.es/foros/guerra-civil-espanola-t81736-120.html